TIEMPO DE LECTURA – 4 MINUTOS
Hoy te voy a mostrar cómo el conocimiento, las habilidades y la experiencia que consideras «sentido común» en realidad vale mucho para otras personas.
Todos tenemos habilidades. Y todos tenemos experiencia. Pero la mayoría de nosotros cree que nuestro conocimiento, habilidades y experiencia son tan básicos como saber atarse los zapatos.
Pero eso no es cierto.
En realidad, solo porque algo te resulte natural, no significa que los demás alrededor sepan algo al respecto.
Pongamos a mi mujer como ejemplo. María recibe varias llamadas al día que preguntan sobre el seguro de salud privado. Recibe consultas de comparativas, coberturas y precios sobre productos de más de 12 compañías en España. Asesora a más de 2.000 familias con sus seguros personales y de negocio.
Con toda esa experiencia, a María le encanta ayudar a amigos y familiares cuando surge la oportunidad. Siempre atiende el teléfono.
Tener una planificación básica para no tener ninguna sorpresa en la familia o en la empresa son tan obvias para María que se sorprende de que sus consejos sean recibidos con tanto entusiasmo y agradecimiento.
Porque simplemente comparte cosas que conoce como la palma de su mano.
Muchas personas se sienten aturdidas cuando se trata de planificar la tranquilidad de su familia, y la experiencia de María es extremadamente valiosa para mucha gente.
Así es como funciona el mundo. Y este fenómeno de pensar que nuestro conocimiento es común u obvio para los demás es lo que yo llamo «Ceguera del conocimiento».
Y probablemente, tú lo estés sufriendo.
Te doy algunos pasos que puedes seguir para descubrir tu propia ceguera del conocimiento y empezar a rentabilizar esa información valiosa que tienes almacenada en tu disco duro.
Paso 1: Volcar conocimiento e investigar
He visto a miles de personas tratando desesperadamente de aprender cosas que otras dan por sentado. Y te prometo que sabes cosas por las que otras personas pagarán.
Así que, aquí tienes un ejercicio:
Haz una lista de las cosas que consideras tus habilidades básicas.
¿Qué has aprendido en el trabajo?
¿O en casa/en tu vida personal?
¿O como pasatiempo?
¿A qué acuden familiares y amigos para pedirte ayuda?
Simplemente vuelca todo lo que puedas en un papel.
Luego, entra en Twitter o LinkedIn y busca un poco.
¿Alguien está preguntando sobre algún punto de tu lista?
Intenta usar la búsqueda avanzada de Twitter y escribe «¿Alguien sabe cómo» y tus palabras clave.
Por ejemplo, vamos a buscar a personas que preguntan sobre como hacer una newsletter:
Con un poco de investigación, probablemente encontrarás personas que intentan aprender algo en lo que eres excelente o que consideras pan comido (como la asesoría en seguros de María).
Y eso es una señal de que vas por buen camino.
Paso 2: Prueba las aguas del contenido
Una vez que hayas identificado una habilidad «básica» que las personas quieren aprender y que tú conoces, prepara de 10 a 15 piezas de contenido que muestren tu experiencia.
Animo a la gente a compartir sus consejos iniciales en LinkedIn, Twitter o en una newsletter. Tener una newsletter es el mejor canal para hacer negocio con tu contenido.
Por ejemplo, en la newsletter de la semana pasada, compartí cómo evitar autosabotearte y qué hacer para evitarlo.
Todo el mundo conoce a la perfección las trabas que te pones a ti mismo en el día a día, ¿verdad?
Pues no, no lo saben. ¡Y es asombroso!
Mi conocimiento, aunque es básico para mí, es nuevo para otros. Eso no debería ser sorprendente.
Paso 3: Eleva el nivel y aprende más
Cuando el contenido que muestra tus habilidades y experiencia comienza a tener éxito, considera dar un paso más.
Crea una página o un video que explique lo básico de tu habilidad. Incluso puedes crear una landing para crear una lista de suscriptores que pueden ser tus clientes en un futuro.
Una vez que alguien te haya dejado su dirección de correo, envíales un email automatizado y pregúntales cuáles son sus 3 mayores problemas relacionados con tu habilidad o conocimiento.
Sus respuestas pueden convertirse en contenido para las redes sociales, un newsletter o incluso ideas de productos. ¡Hay oro en esta información!
Conclusión
Así que recuerda, no tienes que ser un «genio» o un «experto» para ofrecer algo de valor a otras personas.
Las habilidades y la experiencia que das por sentado podrían ser exactamente lo que alguien está buscando y estaría dispuesto a pagar por ello.
Así que comienza por identificar esas habilidades valiosas, conocimiento y experiencia que ya tienes. Y encuentra preguntas relacionadas que la gente está haciendo. Comparte algunas ideas gratuitas para medir el interés y luego venderlas de una manera más estructurada.
¿Y quién sabe?
Esa habilidad que pasabas por alto podría ser tu próximo negocio.
PD: Hay tres formas en las que puedo ayudarte:
Con mi email semanal de los domingos para recibir estrategias y consejos exclusivos.
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Cerramos una videollamada de consultoría para ver cómo colaborar en tu proyecto.
PD2: Reenvía este correo a algún amigo que le interese
¡Hasta la próxima!
Victor Canito